domingo, 3 de agosto de 2008

Tropezando con el amor


Introducción.




Después de tantos años olvidados en la soledad y en la melancolía me siento cansado, derrotado. No sé ni por donde empezar. Aquellos sentimientos descuidados que hoy quiero despertar, y así poder dejarlos escritos para la posteridad.
Épocas alegres y a la vez infelices en los cuales uno aprende a amar, a querer, a soñar y a luchar contra la verdad.


Quiero pasear por aquellos momentos en los cuáles descubrí la vida y pude aprender el verdadero significado del amor de saber cuando uno esta enamorado y saber que es correspondido. Mi corazón descubrió un nuevo sentimiento. Era ¿Cómo expresarlo?
Me sentía como dentro de una burbuja. No me importaba lo que me dijeran y mucho menos lo que hacía. Me bloqueaba no sabía como reaccionar. Me estaban ofreciendo la llave de una puerta de la cual nunca me atreví a abrir, y no sabía como cogerla, las manos me temblaban el corazón me latía más deprisa. Yo sabía que abrir la puerta iba a ser muy fácil, pero lo que me esperaba al otro lado era lo que más me asustaba, el “que dirán”.

Entonces me cargue de valor y cogí la llave que me estaban ofreciendo o que el mundo me estaba dando otra forma de vida que nunca había soñado e imaginado nunca. Una forma de vida totalmente diferente a la que yo llevaba.

“Fue un día, un día como otro de siempre, pues el mundo no tiene más que un día, que se repite hasta el final del mundo.”
(R. Gómez de la Serna)



Capítulo 1

Noche fría, noche mía...


Poco a poco, se iba notando como un manto negro con diamantes blancos, inundaba la ciudad. Cada vez eran más los establecimientos que se ponían de acuerdo, para dar la espalda a nuestra Catalina. Y cada vez eran más los empresarios que habrían sus bares y discotecas.

Me acuerdo como si fuese ayer. Me encontraba en un pueblo a media hora de Madrid, tirado en la hierba. Las nubes se deslizaban lentamente por el cielo, Podía notar como las nubes se convertían en objetos extraños y a la vez conocidos. Esa sensación de saber lo que estas viendo, pero no saber si esta ocurriendo de verdad. Hay veces en las que nos metemos tanto en un sueño, que en realidad no sabemos si es verdad. También a veces no queremos ver la realidad como es.

El silencio se convierte en vacío, noto voces interiores que me susurran que quiero ser, a quien quiero, o si estoy en la vida para lograr una meta, u ocupar un sitio más. A veces llego a la desesperación, y pienso que soy una pieza más de un puzzle imposible de terminar. Al rato del sueño y manteniendo la vista en una de las nubes, empiezo a percibir como un suave y molesto ruido va invadiendo unos de mis sentidos. Es una pequeña mosca que vuela lentamente por mí alrededor. Deja su rastro en mí y desaparece en la nada sin saber el sentimiento o la sensación que me ha transmitido, en su corto vuelo.

Noto como el aire suave y la humedad de la hierba se va adentrando en mi cuerpo. Esa sensación de frío y de despertar de un sueño. Pienso y recapacito todo lo que he pensado en ese viaje. Me decido ha abandonar el lugar, como si no hubiese pasado nada ya que el mundo ha seguido su curso y la gente sigue haciendo lo mismo que antes. Ha sido un pequeño paseo por mi mente y un largo viaje por el fondo de mis sentimientos.

Lentamente me voy levantando dejando atrás la sensación de humedad que invadía mi cuerpo. Miro hacía atrás y observo como en la hierba hay una silueta casi perfecta de mi cuerpo. Es prácticamente una huella que he dejado para el recuerdo y para el olvido. Muchas veces vamos conociendo gente que nos va dejando su huella, y detrás de cada huella hay unos sentimientos que nosotros guardamos u olvidamos. Yo ahora mismo dejo atrás esa huella y me decido a buscar otra, necesito saber que es el amor y que alguien me deje su huella en mi corazón.

Voy caminando por un sendero oscuro y lleno de árboles. Puedo ver como las luces de una pequeña urbanización iluminan mi camino.

Como la luz de alguien que deja dentro de nuestro ser y nos va guiando por la vida.

Llego a la parada del autobús ya que me decido abandonar la hilera de pisos que forman este pueblo. No tarda mucho en llegar, es el momento que menos me gusta, abandonar recuerdos en la nada, recuerdos que sólo yo he encontrado y he guardado.

Me siento en unos de los asientos traseros, para observar a la gente. Que es una de las cosas que más me gusta, saber como van vestidos, sus gestos…

Poco a poco la gente va ocupando un sitio.

Los humanos desde que nacemos y tenemos razón de opinar buscamos nuestro sitio en la vida, no es tan fácil como coger un autobús y sentarse en cualquier sitio, tenemos que reflexionar sobre la vida y sobre que queremos ser.




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